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Grecia no solo es el lugar en el que nacieron las Olimpiadas; es un país que inspira con su historia, cultura y paisajes inigualables. Desde los atardeceres de Oia hasta los monasterios de Meteora, cada rincón de Grecia es un recordatorio de que su grandeza no solo reside en su historia, sino en su capacidad para tocar el alma. Aquí sus imperdibles:

Oia

Es un pintoresco pueblo que se alza sobre los acantilados de Santorini, famoso por sus atardeceres que atraen a visitantes de todo el mundo. Cada rincón de Oia ofrece una postal perfecta, ideal para perderse en sus estrechas calles adoquinadas, descubriendo boutiques, galerías de arte, y pequeñas tabernas que sirven lo mejor de la cocina griega.

Imerovigli

Se eleva como el punto más alto de la caldera de Santorini. Este tranquilo pueblo es conocido por sus vistas panorámicas del mar Egeo y las islas circundantes. Aquí, la arquitectura inspirada en las cuevas tradicionales de Santorini se integra armoniosamente con la topografía, creando un refugio que honra tanto la historia como la belleza de la isla.

Paros

Después de Santorini, se encuentra Paros, una isla menos conocida pero igual de fascinante. Conocida por sus encantadores pueblos como Naoussa y Lefkes, Paros es una joya oculta del Egeo, famosa por sus icónicos techos azules que contrastan con las paredes blancas. Sus playas de aguas cristalinas ofrecen rincones tranquilos donde el tiempo parece detenerse, mientras que sus callejones de piedra blanca hacen de las buganvillas las más icónicas protagonistas.

Mykonos

Sinónimo de diversión, una mezcla de cultura y entretenimiento. Conocida por sus playas y vibrante vida nocturna, Mykonos combina a la perfección el glamour moderno con la rica cultura griega. Durante el día, sus playas de arena dorada invitan a relajarse bajo el sol, mientras que la noche transforma sus calles adoquinadas en el sitio perfecto para disfrutar de la mejor gastronomía, arte y moda.

Meteora

Es un lugar que parece sacado de un cuento de hadas, con sus monasterios suspendidos en las alturas de imponentes rocas. Este sitio, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un lugar de paz y reflexión, conocido por sus impresionantes formaciones rocosas coronadas por antiguos monasterios que desafían la gravedad. Aquí, la naturaleza y la espiritualidad se encuentran en un espacio sagrado que invita a la desconexión y a la introspección.

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